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Fibra Uno cumple a modo con la Ley del Mercado de Valores

By 6 octubre, 2021octubre 26th, 2021Noticias

El negocio de los fideicomisos inmobiliarios es tan sólido en Estados Unidos, que actualmente está conformado por más de 200 emisoras, las cuales poseen más de 290,000 propiedades, cuyo valor asciende a 2 billones de dólares. 

El mercado de los Real Estate Investment Trust (REIT) tiene más de 60 años de operación y se divide en 12 segmentos inmobiliarios y es tan grande, que su capitalización bursátil es casi del mismo tamaño que la economía de México. 

En nuestro país, sus similares son los Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (Fibras), donde hay 12 emisoras listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y en la que Fibra Uno o FUNO ostenta el título de pionero, al ser el primero en debutar y posicionarse como el más grande en su tipo.

Los REIT y a los Fibras entregan distribuciones a sus accionistas y deben cumplir a cabalidad con las leyes del mercado de valores; sin embargo, Fibra Uno parece no ceñirse a estas reglas. 

¿Por qué razón? Porque los hermanos Moisés, André y Max El-Mann Arazi escondieron información crítica a otros directivos, al público inversionista y a la propia Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al no informarles que habían recurrido a un criterio de oportunidad y que sus cuentas y las de FUNO habían sido congeladas por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), lo que provocó que el órgano regulador del mercado emitiera una opinión positiva de delito.

No haber reportado estos hechos a la Bolsa Mexicana de Valores podría llevarlos a pasar de 5 a 10 años en prisión; sin embargo, la Procuraduría Fiscal no ha cumplido con su labor de investigación en este caso, de forma que los hermanos El Mann se mantienen impunes y conservando sus cargos como miembros del Comité Técnico de Fibra Uno. 

Cuentan por ahí que esta truculenta omisión está relacionada con el pago de 2,000 pesos, los cuales dieron de “propina” al fiscal general para que la UIF les desbloqueara las cuentas, ya que tendrían que pagar distribuciones a los accionistas, pero estaban impedidos a hacerlo por el mismo congelamiento de los recursos. 

Sabían que incumplir hubiera repercutido no sólo en el valor de los títulos, sino en multas millonarias y penalizaciones por parte de la CNBV, por eso se les hizo más fácil recurrir al chantaje, pues como fideicomitentes de Fibra Uno, a los hermanos El-Mann Arazi tampoco les convenía.

Así, mientras las empresas dedicadas a los fideicomisos inmobiliarios y sus directivos dan muestra de su compromiso y apego a las leyes, otras como Fibra Uno se muestran indiferentes ante las reglas y su aplicación.