Fibra Uno es como el kraken, esa bestia que se tragaba a las embarcaciones completas y que aterraba a los marinos a lo largo y ancho de los siete mares. Al igual que esta criatura mitológica, los tentáculos de los hermanos Moisés, André y Max El-Mann Arazi se extienden hasta la procuraduría fiscal, donde gozan de amplia protección.
Sin embargo, esto no fue gratuito, pues para ello tuvieron que desembolsar 2,000 millones de pesos argumentando que esto fue para la reparación de un daño, en su esfuerzo por combatir la corrupción. Parece irónico que puedan afirmarlo con tanta seguridad, si después de pagar los 2 mil millones afirmaron a través de Fibra Uno que no tenían relación alguna con aquel negocio del cual supuestamente repararon el daño.
Los supuestos empresarios no tienen respeto por la legalidad, empezando porque omitieron notificar a la Bolsa Mexicana de Valores que la Unidad de Inteligencia Fiscal (UIF) había bloqueado sus cuentas y las de este fideicomiso y que lograron el desbloqueo mediante la celebración de un acuerdo reparatorio.
Esto es una violación categórica a la Ley del Mercado de Valores, que incluso llevó a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) a emitir una opinión de delito contra los El-Mann Arazi, por omitir información relevante al público inversionista. Sin embargo, este crimen sigue impune.
Lo anterior pone de manifiesto que los El-Mann Arazi son personas sin escrúpulos para arreglar sus turbios negocios. Justo así lograron acuerdo en lo “oscurito” para el descongelamiento de estos recursos, pero también para que se les otorgara un criterio de oportunidad, por el delito de lavado de dinero.
Básicamente se trata de un pase libre para que el Ministerio Público desista de ejercer acción penal en contra de este monstruo de tres cabezas que maneja Fibra Uno a su voluntad.
Y mientras publicaciones como la revista Expansión enlistan a Moisés El-Mann en su ranking de “Los 100 Empresarios Más Importantes de México”, él y sus hermanos siguen utilizando a FUNO como su caja chica para obtener beneficios propios, en perjuicio de sus inversionistas.
Aquí, la verdadera víctima de este kraken es el sistema financiero, pues ya ha logrado enredar sus tentáculos para manipularlo a su conveniencia.